
En medio de la oscuridad de la madrugada de este sábado, equipos de rescate trabajan contrarreloj para localizar a unas dos docenas de niñas de un campamento de verano y a otras personas desaparecidas tras las fuertes inundaciones que azotaron el centro de Texas, donde ya se han confirmado al menos 24 fallecidos. Las autoridades advierten que esa cifra podría aumentar.
El río Guadalupe se desbordó dramáticamente, subiendo más de 26 pies en apenas 45 minutos durante la madrugada del viernes. Las aguas arrasaron con viviendas y automóviles, y aunque el panorama ya era trágico, se esperaba que continuaran las lluvias durante el sábado. Varias regiones del centro de Texas permanecían bajo alerta por inundaciones repentinas.
Los socorristas están utilizando helicópteros y drones en las labores de búsqueda y rescate. Aunque no hay una cifra oficial de desaparecidos, se informó que unas 24 niñas que estaban en el Campamento Mystic —de orientación cristiana y situado cerca del río— no han sido localizadas.
Una de las menores que logró ponerse a salvo, Elinor Lester, de 13 años, relató que el campamento quedó completamente destruido. “Un helicóptero aterrizó y empezó a evacuar a la gente. Fue aterrador”, dijo. Contó que la tormenta las despertó poco después de la medianoche y que, cuando llegaron los rescatistas, ataron una cuerda para guiar a las niñas a través de un puente inundado.
En conferencia de prensa el viernes por la noche, el sheriff del condado de Kerr, Larry Leitha, confirmó 24 muertes y dijo que alrededor de 240 personas habían sido rescatadas.
La tormenta golpeó justo en la madrugada del 4 de julio, tomando por sorpresa a residentes, campistas y autoridades. Aunque existía previsión de mal tiempo, no se esperaba una precipitación tan intensa, equivalente a meses de lluvia en tan solo horas. Nim Kidd, jefe de la División de Gestión de Emergencias de Texas, explicó que las estimaciones del Servicio Meteorológico Nacional hablaban de entre 3 y 6 pies de lluvia para la semana, pero que “nadie anticipó lo que realmente ocurrió”.
Un hidrómetro instalado cerca del campamento registró un aumento de 22 pies en apenas dos horas. El equipo dejó de funcionar al alcanzar 29.5 pies, según informó el meteorólogo Bob Fogarty, del NWS en Austin/San Antonio. “El agua sube tan rápido que no sabes cuán grave es todo hasta que lo tienes encima”, dijo.
En la página de Facebook del sheriff del condado, los familiares comenzaron a compartir imágenes de personas desaparecidas, suplicando ayuda para localizarlas. El vicegobernador Dan Patrick informó que más de 400 personas estaban participando en las labores de búsqueda, utilizando helicópteros, drones y equipos especializados. Algunas víctimas fueron rescatadas de árboles.
Erin Burgess, residente de Ingram, contó que se despertó con la tormenta y que en apenas 20 minutos su casa estaba inundada. “Mi hijo y yo nadamos hasta un árbol al que nos agarramos. Mi novio y mi perro se fueron flotando. Por suerte, los encontramos después”, recordó. Su hijo, de 19 años y más de 6 pies de altura, fue clave para su supervivencia.
En Kerrville, Matthew Stone relató que no recibió ninguna alerta de emergencia antes de que la inundación lo sorprendiera. “No hubo aviso alguno. De repente, todo fue caos.”
En un centro de reunificación en Ingram, las emociones se mezclaban entre lágrimas y aplausos al reencontrarse familiares con sobrevivientes. Dos soldados cargaron a una anciana que no podía bajar escaleras, mientras otra mujer se aferraba a su perro. Una niña con una camiseta de Camp Mystic sollozaba en brazos de su madre.
Barry Adelman, de 54 años, contó que el agua llegó hasta el ático de su casa, donde se refugiaban con su abuela de 94 años y su nieto de 9. “Tuve que mirar a mi nieto a los ojos y decirle que todo iba a estar bien, aunque yo estaba aterrorizado por dentro”, dijo.
Aunque se habían emitido alertas de lluvias fuertes, el juez del condado de Kerr, Rob Kelly, reconoció que no contaban con un sistema de aviso adecuado. “Nadie imaginó que algo así podía pasar”, afirmó.
La región afectada, conocida como el “callejón de las inundaciones repentinas”, tiene suelos poco absorbentes en las colinas, lo que agrava las crecidas. Austin Dickson, director de la Fundación Comunitaria de Texas Hill Country, explicó que cuando llueve, el agua no se filtra, sino que baja con fuerza colina abajo.
Esta zona es también un importante destino turístico, con ríos cristalinos y campamentos de verano que reciben visitantes de todo el país. “Normalmente este es un río tranquilo, pero lo que pasó fue devastador”, concluyó Dickson.
Fuente:https://www.univision.com/
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