Max Fried tuvo una sólida labor monticular de tan solo dos hits en el triunfo de los Yankees sobre los Rays.

El lanzador Max Fried, quien recientemente se unió a la rotación de los Yankees, estuvo a punto de lograr una hazaña histórica en el béisbol: un juego sin hit ni carrera. Sin embargo, esa posibilidad se desvaneció en la octava entrada cuando el anotador oficial revisó una jugada previa y cambió su decisión inicial, otorgando un imparable. A pesar del cambio en la estadística personal de Fried, los Yankees se llevaron una victoria contundente de 4-0 sobre los Rays de Tampa Bay. El partido también tuvo un momento polémico que terminó con la expulsión del mánager Aaron Boone, su primera en la temporada, lo que añadió más dramatismo a una noche ya bastante intensa.

La jugada que rompió el posible “no-hitter” ocurrió en la sexta entrada. El novato Chandler Simpson, con un out en la pizarra, bateó una roleta que fue dirigida hacia el espacio entre la primera y la segunda base. La pelota terminó rebotando en el guante del inicialista Paul Goldschmidt, lo que en primera instancia fue marcado como un error. Sin embargo, después de una revisión más detallada por parte del anotador oficial, se cambió la decisión y se le otorgó a Simpson un sencillo, acabando con la aspiración de Fried de lograr una joya monticular.

El cambio generó reacciones encontradas entre fanáticos y comentaristas, ya que muchos consideraban que la jugada era perfectamente anotable como error. Max Fried, por su parte, no mostró signos de frustración y continuó lanzando con solidez hasta salir del juego. Su actuación sigue siendo destacable, incluso sin el crédito oficial de un juego sin hit ni carrera.

Mientras tanto, la expulsión de Boone se dio tras discutir una jugada anterior con el cuerpo arbitral, lo que refleja la tensión competitiva que se vivió durante el encuentro. Aunque el récord personal se le escapó, Fried demostró por qué es considerado uno de los brazos más confiables de los Yankees esta temporada.

El anotador oficial del partido, Bill Mathews, había asignado inicialmente una jugada como error al primera base de los Yankees. En ese momento, la jugada parecía una falla defensiva clara que permitía al corredor llegar a salvo a la base. Esta decisión mantenía intacto el juego sin hits del lanzador Max Fried, quien había estado dominante durante las primeras siete entradas. Sin embargo, el análisis posterior llevó a un giro inesperado en la narrativa del juego, demostrando lo influyente que puede ser una sola anotación oficial en el desarrollo estadístico y emocional de un encuentro.

Cuando Fried se preparaba para lanzar en el inicio de la octava entrada, Mathews hizo público un cambio en su decisión original: el supuesto error del inicialista sería ahora registrado como un infield hit. Esta modificación rompía el intento de juego sin hits que Fried había estado construyendo con maestría durante siete entradas completas.

La reacción en el estadio fue de sorpresa y confusión, ya que un cambio de esta naturaleza, y en ese momento del juego, alteraba significativamente la percepción del desempeño de Fried. Aun así, la corrección reflejaba el compromiso del anotador con la precisión por encima de la narrativa romántica del “no-hitter”.

El argumento de Mathews para justificar la rectificación fue que, tras ver repetidas veces la jugada desde distintos ángulos, concluyó que el corredor, Simpson, habría llegado a salvo a la primera base aunque el primera base de los Yankees hubiera realizado un lanzamiento perfecto. Es decir, la velocidad y colocación del batazo eran tales que, objetivamente, no podía considerarse un error, sino un infield hit legítimo. Esta decisión demuestra la dificultad de juzgar en tiempo real ciertas jugadas y destaca cómo la tecnología puede ayudar a tomar decisiones más justas, aunque eso implique arruinar una hazaña estadística.

Jake Mangum fue el encargado de romper el dominio monticular de Max Fried al inicio de la octava entrada, al conectar un sencillo claro hacia el jardín central. Hasta ese momento, Fried había tenido una actuación destacada, permitiendo únicamente dos imparables en siete entradas y dos tercios de labor. A pesar de su esfuerzo, no logró mantener el juego sin anotaciones ni hits, aunque sí limitó el daño. Por su parte, los Yankees continuaron con su buen momento, sumando su quinta victoria en los últimos seis compromisos, lo que consolida su posición como uno de los equipos más en forma de la liga en ese tramo.

La ofensiva de los Yankees, también conocidos como los Bombarderos del Bronx, mostró su poder con una serie de batazos contundentes. Trent Grisham, Cody Bellinger y Austin Wells se volaron la barda con jonrones solitarios, contribuyendo al marcador y a la confianza del equipo. Aaron Judge estuvo cerca de unirse a esa lista cuando conectó un tremendo batazo en la octava entrada que, a primera vista, parecía haber salido del parque. Sin embargo, tras la revisión de la jugada en video, los oficiales determinaron que la pelota había salido de foul, invalidando el cuadrangular. Aun así, el ataque de los Yankees fue suficiente para asegurar otra victoria.

En cuanto a los Rays de Tampa Bay, su récord se encuentra ligeramente por encima del promedio, con 10 triunfos y 9 derrotas. Curiosamente, su desempeño como locales no ha sido tan sólido, con una marca de 9-10 jugando en el Steinbrenner Field, el complejo de entrenamiento primaveral de los Yankees. Este estadio ha servido como su sede temporal debido a los severos daños estructurales que sufrió el Tropicana Field tras el paso de un huracán. Esta situación ha obligado a los Rays a adaptarse a un entorno diferente, lo cual podría estar afectando su consistencia como equipo local en esta temporada.

Los Rays atraviesan una preocupante sequía ofensiva, ya que han sido incapaces de anotar carrera en tres de sus últimos cinco encuentros, lo que evidencia serias dificultades en su alineación para generar jugadas productivas. Esta falta de contundencia con el bate les ha pasado factura en el marcador, limitando sus oportunidades de competir en juegos cerrados. En contraste, Fernando Cruz se destacó al cerrar el partido con autoridad, lanzando sin permitir anotaciones y asegurando así su segundo salvamento de la temporada. Su actuación sólida desde el montículo fue clave para preservar la ventaja de su equipo y sellar una victoria que contrasta notablemente con los problemas ofensivos que enfrenta la novena de Tampa Bay.

Fuente: https://us.marca.com

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